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 Samurái


Fotografía de guerreros samuráis de la provincia de Satsuma durante la Guerra Boshin.

 

La palabra samurái (, samurai?) generalmente es utilizada para designar una gran variedad de guerreros del antiguo Japón, si bien su verdadero significado es el de una élite militar que gobernó el país durante cientos de años.

 

El origen del samurái se data en el siglo X y se fortaleció al concluir las Guerras Genpei a finales del siglo XII, cuando fue instituido un gobierno militar bajo la figura del shōgun, por el cual el Emperador de Japón quedó a su sombra como un mero espectador de la situación política del país. Su momento cumbre tuvo lugar durante el período Sengoku, una época de gran inestabilidad y continuas luchas de poder entre los distintos clanes existentes, por lo que esta etapa de la historia de Japón es referida como «período de los estados en guerra». El liderazgo militar del país continuaría a manos de esta élite hasta la institución del shogunato Tokugawa en el siglo XVII por parte de un poderoso terrateniente samurái (conocidos como daimyō) llamado Tokugawa Ieyasu, quien paradójicamente, al convertirse en la máxima autoridad al ser nombrado como shōgun, luchó por reducir los privilegios y estatus social de la clase guerrera, proceso que finalmente culminó con su desaparición cuando el emperador retomó su papel de gobernante durante la Restauración Meiji en el siglo XIX.

 

Históricamente la imagen de un samurái estuvo más relacionada con la de un arquero a caballo que con la de un espadachín, y no fue sino hasta que reinó una relativa paz cuando la espada adquirió la importancia con la que la relacionamos en nuestros días. En la sociedad actual, la fantasía y la realidad de los samuráis se ha entremezclado e idealizado y sus historias han servido de base tanto de novelas, como de películas y tiras cómicas.

 

Etimología

 

 

Aunque no existe una certeza del origen exacto de la palabra samurai (, 'samurai'?), la mayoría de los historiadores concuerdan en que la palabra tiene su origen en una variación del verbo en japonés antiguo saburau que significa «servir», por lo que el término derivado saburai se convierte en «aquellos que sirven».

 

El primer registro que se ha encontrado de la palabra samurái data del siglo VIII y no era aplicado con un carácter marcial, sino que se utilizaba para referirse a los sirvientes domésticos encargados de atender a los ancianos. La palabra finalmente derivó a un aspecto militar y su significado como lo conocemos hoy en día surgió con los gunkimono (軍記物, 'gunkimono'?), una serie de historias de guerra del siglo XII gracias a las cuales se ha podido estudiar el comportamiento, metodología y apariencia de la élite militar.

 

Los términos bushi (武士, 'bushi'?) y samurai (, 'samurai'?) han sido utilizados como sinónimos, pero la diferencia radica en que la palabra bushi significa sencillamente.


Castillo japonés



Castillo Fushimi-Momoyama construido por Toyotomi Hideyoshi.


Un aspecto de vital importancia a lo largo de la historia de los samuráis fueron los castillos. Las primeras fortificaciones en Japón eran difícilmente lo que la gente asocia con «castillos», ya que eran elaboradas casi exclusivamente con madera. Se apoyaban mucho más en las defensas naturales y la topografía del lugar (como ríos, lagunas, etc.) que cualquier elemento creado por el hombre, y se prefería colocarlos en la cima de las montañas. Este tipo de construcciones, conocidas como kōgoishi y chiyashi, no se construían pensando a largo plazo, por lo que los nativos del archipiélago construían estas fortificaciones y eran abandonadas posteriormente.

 

Los habitantes de Yamato comenzaron a construir ciudades al inicio del siglo VII, expandiendo el complejo del palacio, rodeado a los cuatro lados por murallas y unas puertas impresionantes. Fortificaciones de madera se construyeron a lo largo del país para defender el territorio de los emishi, los ainu y otros grupos. A diferencia de sus predecesores, estas construcciones eran relativamente más duraderas y eran construidas durante tiempos de paz.

 

Hacia finales del periodo Heian el nacimiento de la clase samurái influyó drásticamente en la construcción de los castillos. Esto se debió a que ya no sólo se planeaba su posición con la idea de defender el territorio nacional de ataques externos, sino a que desde ese momento, los distintos clanes tuvieron que cuidarse unos de otros. El comienzo de la forma y estilo de lo que hoy se consideran estereotipos «clásicos» de los castillos japoneses surgieron en esta época. Los llamados jōkamachi (城下町, 'jōkamachi'? lit. «pueblo bajo castillo») también aparecieron, crecieron y se desarrollaron. A pesar de los avances en cuanto a construcción, la mayoría de los castillos de la época permanecieron con la misma forma de las fortificaciones de madera de siglos atrás, sólo que más largos y un poco más complejos. Del mismo modo se buscó ubicarlos en lo alto de las montañas, por lo que este tipo de castillos es conocido como yamashiro (山城, 'yamashiro'? «castillo de montaña»).No fue sino hasta los últimos 30 años de este periodo de guerra donde cambios drásticos se desarrollarían.

Reproducción del Castillo Azuchi de Oda Nobunaga.

 

A diferencia de Europa, donde la difusión del uso de los cañones terminó con la era de los castillos, en Japón, la introducción de las armas de fuego, irónicamente, fue un aliciente para su mejora y desarrollo. El Castillo Azuchi, cuya construcción finalizó en 1576 fue el primer ejemplo del nuevo tipo de castillos. Estas nuevas edificaciones eran construidas más grandes y situadas sobre una gran base de piedra conocida como musha-gaeshi (武者返し, 'musha-gaeshi'?). Gracias a estas bases los castillos resistían de mejor forma los terremotos habituales de Japón. Los castillos además se diseñaron con un arreglo concéntrico y además contaban con una torre alta central. Adicionalmente, los castillos se comenzaron a construir en lugares planos en lugar de montañas densamente forestadas. Fue tal la importancia de estos nuevos castillos, que tanto el Castillo Fushimi-Momoyama de Hideyoshi, como el castillo Azuchi de Nobunaga brindaron su nombre a este corto periodo —el período Azuchi-Momoyama—, durante el cual, este tipo de castillos para uso militar floreció.




Reproducción del Castillo Azuchi de Oda Nobunaga.


Cuando se utilizaban armas de asedio en Japón, eran más frecuentemente ver trabucos o catapultas de estilo chino y eran utilizadas casi exclusivamente como armas anti-personal. No existen registros de que se fijara la meta de destruir las murallas, y de hecho era visto como «más honorable» y más ventajoso tácticamente que el defensor saliera del castillo a librar la batalla. Cuando las batallas no se resolvían de esta forma, los esfuerzos se resumían en evitar que el castillo recibiera provisiones.Esto podía durar años, lo que involucraba rodear el castillo con una fuerza lo suficientemente grande hasta que se obtuviera la rendición. Un ejemplo de esto fue el asedio que Nobunaga hizo al castillo custodiado por los Ikko Ikki, una clase de monjes guerreros que soportaron nada menos que once años el constante ataque.

 

El Castillo Azuchi fue destruido a diez años de la culminación de su construcción, pero comenzó un nuevo periodo en la forma de construir castillos. Entre los castillos construidos en los años subsecuentes estaba el Castillo Osaka de Hideyoshi, terminado en 1583. Éste incorporó las nuevas características y filosofía de construcción del Castillo Azuchi, aunque más grande, mejor colocado y más resistente.

Castillo Matsumoto en la Prefectura de Nagano, un Tesoro Nacional de Japón.

 

Algunas familias poderosas no sólo controlaban un castillo, sino una serie de castillos, donde el principal era llamado honjō y los castillos satélite shijō. Aunque los shijō generalmente eran castillos en toda la extensión de la palabra, frecuentemente eran construcciones de madera o tierra. Usualmente, faros de fuego, tambores taiko o conchas marinas eran utilizadas para establecer comunicaciones entre los castillos a grandes distancias. El Castillo Odawara de la familia Hōjō y su red de satélites era uno de los más poderosos ejemplos del sistema honjō-shijō; los Hōjō controlaban tanta tierra, que una jerarquía de sub-satélites tuvo que ser creado.

 

Los castillos del periodo Edo se convirtieron en lujosas residencias de los daimyō y sus familias. También sirvieron para protegerlos en contra de las insurgencias internas o levantamientos de los aldeanos. Para contrarrestar el poderío de los daimyō, el shogunato Tokugawa decretó una serie de regulaciones limitando el número de castillos a uno por han, con pocas excepciones, con lo cual se detuvo su construcción. A lo largo de la historia muchos castillos serían destruidos, ya fuera como parte de la Restauración Meiji o durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. En realidad, muy pocos de los castillos japoneses actuales son los originales y predominan los castillos reconstruidos con acero y concreto en tiempos modernos.

 

Cuando el shogunato Tokugawa promulgó el edicto de sankin kotai o «Presencia Alterna», se estipuló que las mujeres e hijos de cada daimyō debían de permanecer en los yashiki (屋敷, casa solariega?). Estas últimas estaban ubicadas en los alrededores del Castillo Edo, y su cercanía estaba regida por el rango de cada familia; los de mayor rango y confianza se encontraban más próximos al castillo. Este sistema de yashiki pronto fue adoptado por los propios daimyō en su respectiva provincia, bajo el mismo sistema.


Armaduras e indumentaria

 


Armadura samurái exhibida en el Museo de Arte Asiático en San Francisco.

 

Las primeras armaduras, encontradas mediante excavaciones en los kofun, recibieron nombre de tankō (鍛鋼, 'tankō'?). Eran fabricadas en hierro macizo, las planchas de blindaje se sujetaban unas a otras con correas de cuero y estaban específicamente diseñadas para ser usadas de pie. Para proteger la parte baja del cuerpo, los guerreros llevaban una falda acampanada llamada kusazuri. Los hombros y antebrazos se cubrían con planchas curvas que llegaban hasta el codo. Desde esos tiempos, la superficie de metal se cubría de laca laminar para protegerla del clima, tal y como se seguiría aplicando a los modelos posteriores. La característica particular del casco era que parte de adelante tenía forma de visera, además de dientes de hierro en la parte superior cuyo objeto era sujetar plumas de faisán.Posteriormente se diseñó un tipo de armadura laminar, la cual se conoce con el nombre de keikō (携行, 'keikō'?), de la cual a su vez se desprendió el estilo yoroi (, 'yoroi'?), que es la armadura clásica samurái. Debido a que si la armadura era hecha completamente de hierro tenía un peso considerable, sólo se empleaban piezas de ese metal en las zonas donde se requería de más protección y el resto de la armadura se alternaba piezas de hierro con cuero. En promedio, una yoroi tenía un peso aproximado de 30 kilogramos y proporcionaba una buena protección.

 

La armadura que cubría el cuerpo era llamada do y constituía la base de esta indumentaria defensiva. Con los siglos se marcó una tendencia a reemplazar la yoroi por una armadura llamada do-maru. Esta última surgió como la evolución de la armadura de los soldados de infantería, mucho más sencilla y resultando más cómoda a la hora de la lucha sobre el terreno.La armadura desarrollada en el siglo XVI es conocida como tōsei gusoku (当世具足, 'tōsei gusoku'?) o «armadura moderna». Su rasgo característico es que le fueron añadidas protecciones para la cara, el muslo y un sashimono, el cual era un pequeño estandarte en la espalda.

 

Indumentaria

En el campo de batalla 


El kabuto y las hoate (máscaras) eran elementos de suma importancia en la armadura japonesa.

 

Debajo de la armadura o de su propia vestimenta, la ropa interior que utilizaban los samuráis era conocida como fundoshi (, 'fundoshi'?), el cual era una especie de taparrabos hecho a base de lino o algodón. En el campo de batalla, los samuráis utilizaban unos calcetines conocidos como tabi, unas sandalias de tiras llamadas waraji o zori y, en algunas ocasiones, un par de geta (unos zapatos parecidos a los zuecos).La primera sección que se ponían eran las Suneate (脛当て, 'Suneate'?) o espinilleras,además de unas haidate o protecciones en los muslos. Estas últimas se volvieron famosas hasta el periodo Sengoku, cuando los kusazuri (protecciones para el antemuslo) se redujeron. Se usaban además unos guantes denominados yugake, junto con los kote (小手, 'kote'? mangas), para proteger brazos y manos. Un uwaobi (上帯, 'uwaobi'?) —o cinturón exterior— mantenía todo el conjunto de ropa y armadura unido. Para proteger su cuello se utilizaba un nodowa. Además se colocaba un hachimaki (鉢巻き, 'hachimaki'?) alrededor de la cabeza para recibir el peso del kabuto (, 'kabuto'? casco).

 

Algunos samuráis acostumbraron utilizar algún tipo de máscaras para proteger el rostro, las cuales eran conocidas como hoate. Éstas podían ser completas o media máscara que protegía hasta debajo de los ojos, y podían o no incluir una pieza para la nariz. Los samuráis de alto rango solían portar también un jinbaori (陣羽織, 'jinbaori'? guardapolvos) que se colocaba sobre la armadura.Éstos no se solían usar en combate, pero sí dentro del campamento para dar un toque ceremonial a la reunión, así como para reflejar la importancia del personaje que la portaba.



El kimono era esencial en la vestimenta japonesa, aquí Jimbo Wales portando uno en Kioto.

 

Ropa normal

 

La evolución final de la armadura tuvo lugar durante el periodo Edo cuando cesaron las guerras por lo que las armaduras se convirtieron entonces en lujosos regalos y sólo se utilizaban en los castillos. La vestimenta típica era el hakama y el kimono, mientras que para ocasiones de mayor formalidad utilizaban una chaqueta sobre el hakama llamado kataginu, los cuales combinados se conocían como kamishimo.

 

Ante situaciones de suma importancia, como por ejemplo, en una entrevista con el shōgun, se esperaría que un daimyō vistiera un nagabakama, unos pantalones sumamente largos que arrastraban por el suelo.


Armas

 

De hoja cortante :



Par de nihontō, conocidas comúnmente como katana exhibidas en el Castillo Okayama.




Fotografía de tres samuráis con diversas armas, el de la izquierda un arco, el del centro una espada y el de la derecha porta una yari.

 

El nihontō, conocido más comúnmente en occidente como katana, es el arma más estrechamente relacionada con el samurái e incluso se le llegó a considerar durante el periodo Edo como «el alma del samurái». Un samurái nunca abandonaba su espada, aun en tiempos de paz. El mejor regalo que podía recibir un samurái de parte de su daimyō era una espada forjada por un célebre maestro. No obstante, cabe resaltar que durante la mayor parte de la historia japonesa, las principales armas fueron el arco y la lanza. No fue sino hasta que terminaron las guerras que la espada adquirió la fama que tiene actualmente.

 

Las primeras espadas utilizadas por soldados yamato eran rectas, algunas con empuñadura en forma de bulbo y eran conocidas como «espada con cabeza de mazo». Algunas otras, como las llamadas «espadas coreanas», tenían empuñadura en forma de argolla terminando con el aspecto de la silueta de algún animal. Estas armas medían 90 centímetros en promedio.

 

La tachi fue la clásica espada samurái y colgaba con la hoja hacia abajo. Este tipo de espada tenía que ser desenfundada con ambas manos, por lo que se tenía que dejar el arco para utilizarla. Más tarde se logró desarrollar la Katana, la cual, junto con el wakizashi, eran conocidas como daishō (大小, 'daishō'? lit. «grande y pequeña»). Cuando un samurái portaba su armadura completa, la katana colgaba con la hoja hacia abajo y el wakizashi era reemplazado por un tantō, el cual llegó a ser considerado como una de las armas más importantes en el campo de batalla. Se decía que una buena espada debía ser capaz de dos cosas: cortar siete cuerpos apilados uno encima del otro y estar lo suficientemente afilada como para que al sumergirla en el agua pudiera cortar un nenúfar que flotara en la superficie.



Representación de Ishi-jo, esposa de Oboshi Yoshio, uno de los 47 rōnin portando un naginata.

 

La fuerza impresionante de la katana se debía a su curvatura, que hacía posible que el corte producido pudiera incluso seccionar el hueso del oponente. Ya que se le debía de empuñar con ambas manos, el portador de la espada se tenía que colocar en ángulo recto con respecto al enemigo.Los samuráis no utilizaban ningún escudo para su protección, dado que la katana era un arma defensiva y ofensiva al mismo tiempo. Debido a su gran resistencia, podía golpear el arma del oponente para desviar el ataque y acto seguido asestar un golpe mortal. Debido a todas éstas características, no es exageración que muchos historiadores afirmen que la katana es muy superior a las espadas diseñadas por otras culturas.

 

Otro tipo de espada desarrollada fue la nodachi, conocida como «espada de campaña». Ésta contaba con una hoja extra larga y apareció a comienzos del siglo XVI. Existen escasos registros de que esta arma fuera usada efectivamente en el campo de batalla, ya que, debido a su gran peso, el portador debía de tener una gran fuerza física para esgrimirla de pie, más aún si se portaba mientras se cabalgaba. La mayoría de los registros documentan que este tipo de espadas fueron creadas con la finalidad de servir como ofrendas a santuarios y templos.

 

El naginata (un tipo de espada larga)es el arma más citada en las crónicas samurái. Constaba de una hoja curva montada sobre un mango de madera y su aspecto de asemejaba al de las alabardas chinas. La naginata era un arma sumamente versátil, ya que con ella se podía golpear, apuñalar o acuchillar al enemigo. Los sōhei, una clase de monjes guerreros, fueron reconocidos por el grado de especialización que alcanzaron esgrimiéndola.

 

Otra arma muy recurrente fue la yari, una especie de lanza japonesa que apareció como el arma utilizada por las tropas de infantería durante el siglo XV. Un tipo de yari conocida como mochi yari pasó también a formar parte del arsenal de los samuráis.

 

Arrojadizas


Los samuráis fueron expertos en el uso del arco a caballo. En la foto un yabusame moderno.




Arcabuces japoneses llamados Teppō del periodo Edo, los cuales fueron desarrollados a partir del modelo europeo.

 

Durante la mayor parte de la historia de los samuráis, el arco japonés (llamado yumi) fue su arma preferida y sólo se solía recurrir a la espada al descender del caballo y entablar combate cuerpo a cuerpo.Los samuráis solían ser expertos en el kyūba no michi «camino del arco y el caballo». Los arcos utilizados en aquella época se asemejan en gran medida a los que se utilizan actualmente en el kyūdō. El arco tenía que ser levantado a la altura de la cabeza del jinete para poder disparar adecuadamente. La práctica del caballo y el arco dieron lugar al yabusame, el cual es practicado hasta nuestros días. La técnica del uso del arco a caballo necesitaba de mucha práctica, ya que sólo se podía disparar por el lado izquierdo del jinete y se contaba con un ángulo de disparo de 45º. Esto se complicaba en mayor medida si el jinete portaba una armadura. Durante el periodo Sengoku el tiro con arco se combinó con el uso de arcabuceros ashigaru.

 

Durante 1510, los samuráis conocieron el cañón de metal y en ese mismo año, Hōjō Ujimasa compró una pistola china. Para 1548, durante la Batalla de Uedahara, se registró el uso de armas de fuego, con lo que de una forma u otra su uso se había extendido entre los distintos clanes. En 1543, comerciantes portugueses arribaron a Japón buscando un intercambio comercial. Entre los artículos que intercambiaron estuvieron los arcabuces europeos. A partir de 1549, diversos artesanos desarrollaron la técnica necesaria para reproducir estas armas y comenzaron a fabricar arcabuces japoneses llamados Teppō (鉄砲, 'Teppō'? lit. «cañón de acero»). Para 1553 el ejército de Oda Nobunaga ya contaba con 500 arcabuceros, los cuales darían muestras de su efectividad con las tácticas adecuadas como disparos circulares utilizados en la batalla de Nagashino. Aunque muchos samuráis se opusieron a su implementación debido a que con estas nuevas condiciones cualquier soldado estaba en posición de matar de un solo tiro a un entrenado y diestro maestro de las artes marciales (aun si fuera un humilde ashigaru), su implementación se propagó por todo el país y se volvió un elemento típico en los conflictos bélicos.

 

Cabe destacar que el uso de grandes cañones no se difundió ni causó el mismo impacto emocional que se vivió con los resultados de las armas de fuego. Existen diversos registros que mencionan el uso de pequeños cañones que se obtuvieron de barcos europeos adaptados para su uso en el campo de batalla. Sin embargo, debido a que las tácticas de guerra no consistían en el derribo de fortalezas, sino más bien en el asedio y la lucha a campo abierto, no se desarrollaron técnicas para producir cañones de grandes dimensiones.

 

Técnicas de combate




Representación de Onikojima Yatarō Kazutada con la cabeza cercenada de un enemigo en la mano, por Utagawa Kuniyoshi.

 

Durante la existencia de los samuráis, reinaron dos tipos opuestos de organización. El primer tipo eran ejércitos basados en reclutas: al inicio, durante el periodo Nara, los ejércitos samuráis se basaron en ejércitos de reclutas del tipo chino y hacia el final en unidades de infantería compuestas por ashigaru. El segundo tipo de organización era el de samurái a caballo que luchaba individualmente o en pequeños grupos.

 

Al inicio de la contienda se disparaban una serie de flechas con cabeza de bulbo, las cuales zumbaban en el aire. El objeto de estos disparos era llamar a los kami a que presenciaran las muestras de valentía que estaban a punto de desarrollarse. Después de un breve intercambio de flechas entre uno y otro bando, se desarrollaba una contienda llamada ikkiuchi (一騎討ち, 'ikkiuchi'?), donde grandes rivales de uno y otro lado se enfrentaban.En este tipo de duelos influían mucho aspectos como el rango, el nombre, la posición dentro del ejército, etc. Después de estos combates individuales, se daba paso a los combates mayores, generalmente enviando tropas de infantería lideradas por samuráis a caballo. Al comienzo de las batallas samurái, era todo un honor ser el primero en entrar en batalla. Esto cambió en el periodo Sengoku con la introducción del arcabuz. Al comienzo del uso de las armas de fuego, la metodología del combate era la siguiente: al inicio se hacía un intercambio de disparos de arcabuz a una distancia de 100 metros aproximadamente; cuando se encontraba el momento oportuno se ordenaba que avanzaran los lanceros ashigaru y finalmente los samuráis atacarían, ya fuera a pie o a caballo. El jefe del ejército solía estar sentado en una silla de tijera dentro de una tienda semi abierta llamada maku, que exhibía su respectivo mon. Como muestra del simbolismo tan fuerte que esto representaba, otra forma de llamar al shogunato instituido por Minamoto Yoritomo era el término bakufu, que significaba «gobierno desde la maku».

 

En medio de la contienda, algunos samuráis decidían bajar del caballo y buscar cortar la cabeza de un rival digno. Este acto era considerado todo un honor. Además, mediante el mismo ganaban respeto entre la clase militar.Después de la batalla, los samuráis de alto rango celebraban normalmente la ceremonia del té, y el general victorioso pasaba revista a las cabezas de los miembros más importantes del enemigo que habían sido cortadas.

 

 

Es importante hacer notar que la mayoría de las batallas no se resolvieron de la forma tan idealista antes expuesta, sino que la mayoría de las guerras se ganaron mediante ataques sorpresas, como incursiones nocturnas, incendios, etc. El reconocido samurái Minamoto no Tamemoto aseguraba:

De acuerdo con mi experiencia, no hay nada más ventajoso a la hora de machacar al enemigo que un ataque nocturno[...]. Si prendemos fuego a tres de los lados y cerramos el paso por el cuarto, quienes huyan de las llamas serán derribados por flechas, y quienes busquen escapar de éstas no podrán huir de las llamas.



Artes Marciales

 

De cada niño que crecía dentro de una familia samurái se esperaba que de mayor fuera también un guerrero, por lo que gran parte de su infancia la dedicaba a practicar distintas artes marciales. Un samurái completo debía de ser diestro por lo menos en el uso de la espada, el arco y la flecha, la lanza y posteriormente en el uso de armas de fuego. Del mismo modo, se les instruía en el uso de estas armas mientras se montaba a caballo. Además se esperaba que supieran nadar.

Durante la época feudal de Japón, florecieron diversos tipos de artes marciales, conocidos en japonés con el nombre de bujutsu (, 'bujutsu'?). El término jutsu puede traducirse como «método», «arte» o «técnica»y el nombre que posee cada una es indicativo del modo en que se ejecutan. Los métodos de combate que se desarrollaron y perfeccionaron son muy diversos, entre los cuales destacan:

Con armas

Sin armas

Importante

Secundario

Colateral

 

Tiro con arco

Arte del abanico de guerra

Arte de la cadena y otras herramientas


aikidō

kyujutsu

tessenjutsu

kusarijutsu

aiki jujutsu

Kyūdō

Arte del palo

kusariganayutsu

chikarakurabe

shagei

jōjutsu (bō)

manrikikusari

chogusoku

Lancería

jōdō

chigirigijutsu

genkotsu

sojutsu

tetsubojutsu

gegikanjutsu

gusoku

yarijutsu

Arte del jiite

Artes ocultas

hakushi

naginatajutsu

juttejutsu

ninjutsu

jūjutsu

sodegaramijutsu

 

toiri-no-jutsu

karatedō

sasumatajutsu

 

shinobijutsu

kenpo

Esgrima

 

chikairi-no-jutsu

kiaijutsu

tojutsu

 

shurikenjutsu

kogusoku

kenjutsu

 

yubijutsu

koshi-no-mawari

kendō

 

koppo

kumiuchi

iaijutsu

 

fukihari

roikomiuchi

iaidō

 

suihokojutsu

shikaku

tantojutsu

 

 

shinobi

Equitación

 

 

shubaku

bajutsu

 

 

sumai

jobajutsu

 

 

sumo

suibajutsu

 

 

taidō

Natación

 

 

taidojutsu

suiejutsu

 

 

torite

oyogijutsu

 

 

wajutsu

katchu gozen oyogi

 

 

yawara



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